Iria Parente y Selene Pascual
672 páginas
Distopia
Editorial: TBR
Es un libro que me recordó muchísimo a “Los juegos del hambre”. Nos encontramos en una sociedad del futuro dividida en Iconos -aquellos capaces de influenciar y con muchos seguidores en la red social Pandora y Testigos -aquellos que sólo observan la vida de los demás. Hay una diferencia de clase, de calidad y estilo de vida; ningún ícono quiere ser despojado de su estatus.
Sadie Croft es la emperatriz, y decidió crear una nueva clase: los imperiales. Es su séquito privado quienes se encargan de aconsejarla y ayudarle a llevar las riendas del país con el poder que eso conlleva. Para ser imperial solo hay que hacer una tarea muy sencilla: ganar Imperio.
Es un juego en donde 30 íconos reciben una invitación y deben hacer que los testigos se emocionen con ellos, que los vean. Quien tiene mayor visualización, más cerca estará de la meta. Dana y Liv Shifter, dos íconos reciben una invitación para participar, la primera debe ir solo para acompañar a su hermana de 12 años a participar en el concurso, su deber es protegerla porque aunque los juegos no deberían ser peligrosos, en años anteriores ha habido extraños accidentes que provocaron la muerte de participantes. Estos accidentes giran en torno a Evan Walker, quien este año también recibió una invitación.
La menor de las Shifter ve en él a un posible aliado porque la trata como una adulta, la mayor, lo ve como un peligro, al fin y al cabo todos vieron en directo como le soltó la mano a aquella participante en el borde del edificio y decidió seguir participando hasta llegar al puesto número dos. Dana prefiere la alianza con Blake Cooper, una cyborg humana, que pasó en el último año de ser testigo a ícono porque tuvo un accidente, y al no tener los medios para pagarse una cirugía, ella misma se recompuso el brazo y la pierna con la ayuda de la nanotecnología.
Blake quiere ganar, a cualquier costa. Dana solo quiere cuidar a Liv. Y el edificio Imperio tiene demasiadas sorpresas.
El libro en general está muy bien escrito. Tiene muchas subtramas y muchos personajes a los que les es difícil seguirles la pista; una vez que van siendo eliminados, la trama avanza más quedándonos con los importantes.
Esta historia te deja una reflexión sobre las redes sociales, el papel que le damos, las cosas que se viralizan y el precio que estamos dispuestos a pagar por conseguir seguidores y atención. Es una sociedad distópica, pero, no muy alejada de la realidad. Liv, a pesar de su corta edad está obsesionada con llegar y mostrarse perfecta ante los testigos ¿Qué tanto se diferencia con una niña de 12 años actual?
La historia tiene giros, algunos previsibles, otros no tanto. Los personajes, algunos interesantes, otros aburridos. Al final, hay una clara inspiración de “Los juegos del hambre”, especialmente al final, lo que hace que se desinflara un poco la historia para mí.
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