Rocío Gallego
Contemporánea
225 páginas
Autopublicado
Esta es una de esas historias en las que conviene entrar sin pensárselo mucho. Seguimos la historia de Carlota, una mujer fuerte y poderosa que, sin embargo, ha sido reducida por un hombre que la maltrata y la hace sentirse pequeña. Después de una discusión, decide apoyarse en su grupo de amigas, que se han convertido en su familia, y emprender una nueva vida en el norte de España. Allí intenta conocerse, aprender a estar sola, redescubrir su valor y volver a enamorarse de sí misma. En este camino, sus viejas amigas se convierten en su pilar, y las personas del pueblo en un apoyo invaluable.
Este libro cuenta una historia de maltrato y abuso, pero, sobre todo, de resiliencia y de la importancia de seguir adelante con una red de apoyo. No romantiza ni exagera la situación; todo está tratado con la justa medida. Es fácil empatizar con Carlota; la autora consigue que, como lectoras, experimentemos junto a ella sus pensamientos desde el inicio, cuando aún está casada con su agresor, hasta su reconocimiento como víctima y la fuerza que saca para decir “hasta aquí llegó esto, hoy renazco”.
Los personajes secundarios están en el punto adecuado. Apoyan a la protagonista y nos hacen creer en sus relaciones. Además, sus distintas personalidades muestran las diversas formas de ayudar en una relación tóxica, ya sea brindando medios para salir de esa situación, escuchando o interviniendo cuando a la protagonista le fallan las fuerzas.
Otro aspecto positivo de la historia es la manera en que la autora aborda las relaciones futuras de Carlota. Aunque ella puede volver a abrirse a una relación, la historia no centra su proceso en eso. Carlota reconoce que debe sanar antes de siquiera considerar estar con alguien más, lo que hace que las interacciones con Nick se sientan reales y amenas. Él respeta su espacio, y ella entiende que, para amar de verdad, primero debe amarse a sí misma. Esto transmite un mensaje muy valioso.
En cuanto a la escritura, aunque me gustó, la estructura no es de mi estilo. La presencia de párrafos con solo una oración dificultaba un poco la lectura; eché de menos más conectores. Sin embargo, la longitud de los capítulos me pareció adecuada y la maquetación está muy cuidada, con dibujos en cada capítulo. En definitiva, es un libro que vale la pena leer y compartir.
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